Amarran sus barcas cargadas junto a mis árboles.
Van y vienen y se mueven a su antojo.
Me siento y los contemplo, y mis horas se consumen.
No puedo echarles. Y así paso los días.
Sus pasos suenan día y noche ante mi puerta.
Es inútil que les diga: ‘No os conozco’.
Toco a unos, siento el olor de otros; a éstos los llevo en la sangre de mis venas, y aquéllos pueblan mis sueños.
No puedo echarlos.»
El jardinero
Rabindranath Tagore
La Albufera. 1930. Pinterest
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