«Media sonrisa se dibujó por primera vez en el rostro del hijo de Puig.
—Y otra cosa —Eugenio trataba de aprovechar el buen ánimo de la mujer para obtener algo de información de interés—, ¿estuvo su marido alguna vez en una banda?
—¿De música? ¡No, por favor! —Rio con sinceridad y cierta melancolía—. ¡Mi Vicent era muy torpe!».
Nadie corre más que el plomo
Ignacio Marín
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Les nostres bandes