«Sonaba todo a zarzuela barata pero el nudo ya estaba hecho. Se levantaron del suelo los dos y siguieron danzando juntos hasta la extenuación. Luego, todavía enmascarados, se sentaron a una mesa cerca del jolgorio y comenzaron a hablar a gritos opacados por aquel estruendo ensordecedor de bombos y trompetas que llenaba el local. Las serpentinas y el confeti que se desprendían desde los palcos envolvían las palabras que se cruzaban entre las dos máscaras. Todo tenía un aire de ficción en medio de la furia por huir de la vida que cada uno arrastraba: ella, del boxeador Uzcudun; él, de un aburrimiento matrimonial con una señora muy fina y millonaria. No tenía ningún valor cuanto se dijeran: los halagos, las promesas, los requiebros; ni siquiera estaban seguros de su identidad».
Retrato de una mujer moderna
Manuel Vicent
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