miércoles, 29 de noviembre de 2023

Una tarde en la que también Valencia era gris y fría, y estaba cubierta por la nieve

«Pero hoy no quiero hablar de lo que vino luego, ni siquiera de mi duro aprendizaje de París. Quiero hablar de la fiesta de cumpleaños del tío Pablo, el hermano mayor de mi padre; de una tarde en la que también Valencia era gris y fría, y estaba cubierta por la nieve».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



La Glorieta. 1946

Editorial Prensa Valenciana, S.A.


lunes, 27 de noviembre de 2023

Y las casas se abombaban igual que las de la vieja Valencia

«Se abombaban los muros de las casas del barrio del Carmen, y, entre casa y casa, había solares llenos de basura. Después de que nos fuimos a vivir a La Coruña, a mí no me gustaba volver a Valencia. Cómo iba a añorar nadie aquello. La última vez que me invitaron las tías –el año en que acabé el bachillerato elemental– preferí pasar una semana en Madrid con los hermanos del nuevo marido de mi madre. Y, cuatro veranos después, cuando mi madre volvió por vez primera después de que se marchase a La Coruña con su nuevo marido para firmar los papeles de venta de la casa de Bovra, que debía de estar ya casi en ruinas, yo preferí viajar por mi cuenta –y en autostop, cosa que ella nunca supo– a París, y, desde París, incluso cogí un tren que me llevó durante algunos días a Ámsterdam. 

Ni Valencia ni la familia de mi padre me interesaban para nada, aunque, la verdad sea dicha, en París viví en la rue Trévise, cerca del metro de rue Montmartre, y, por entonces, aquel barrio también olía a suciedad y a gato y las casas se abombaban igual que las de la vieja Valencia; además, llovió sin parar durante más de un mes».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



¿Barrio del Carmen?

Todocolección

sábado, 25 de noviembre de 2023

Los vagones de dos pisos que llegaban a la estación de la capital

«Del mismo modo que me parecían la continuación de la guerra en la ciudad los vagones de dos pisos que llegaban a la estación de la capital –en el tren de vía estrecha que pasaba por mi pueblo ese tipo de vagones no existían–, y los ruidosos grupos de soldados que ocupaban el piso superior –la jardinera, lo llamaban–, y me resultaba alarmante el hecho de que mi madre y mi abuela me impidieran viajar allí arriba, a pesar de que yo lo deseaba con todas mis fuerzas».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



Tren con vagones de dos pisos llegando a la Estación del Norte

https://www.spanishrailway.com/almansa-a-valencia-y-tarragona-avt-compania-del-ferrocarril-de-almansa-a-valencia-y-tarragona/

jueves, 23 de noviembre de 2023

¿No has visto cómo están los quioscos, que se vienen abajo de revistas guarras?

«—No sé adónde vamos a parar con tanta permisividad. Tú fíjate  que mi hermana se quedó soltera, la pobrecilla, porque le dije que la hermana de un cura no podía ir a fiestas ni a bailes, que tenía que dar ejemplo.

—Eran otros tiempos, Próculo. Ahora por lo visto es que, si no se consiente, de todas maneras se van a tomar la justicia por su mano. Yo creo que le estamos dando demasiada importancia al sexo. ¿No has visto cómo están los quioscos, que se vienen abajo de revistas guarras?».

La década que nos dejó sin aliento

Juan Eslava Galán



Esquina calle Jesús con Pintor Benedito

Foto EFE

martes, 21 de noviembre de 2023

Y, como mucho, si eras un cura liberal, cosa que yo nunca fui, algún beso en la mejilla

«—El relajo lo alcanza todo —se lamenta don Pinicio—. El otro día… No debería contarlo, pero necesito desahogarme… Por otra parte, se dice el pecado, pero no el pecador. En fin, el otro día me encontré con un buen amigo, un sacerdote de los tiempos en que aquí había vida, un hombre que, me consta, siempre ha sido intransigente y recto como una espada en asuntos de moral. Pues bien; me confesó, con amargura pastoral, que el obispo de su diócesis les ha dado instrucciones reservadas en el sentido de que debemos ser más condescendientes con las faltas contra la castidad de los novios.

—¿Es posible? —se pasma don Próculo.

—Ya lo ves. Antes no les consentíamos nada más que darse la mano y, como mucho, si eras un cura liberal, cosa que yo nunca fui, algún beso en la mejilla, siempre en presencia de personas de orden.

—Pero ¿cómo puede aconsejar eso un obispo?

—Bueno, él lo justifica porque escudriñando los textos sagrados se puede inferir cierta legitimidad de las relaciones prematrimoniales. Dice que, cuando el amor va en serio y encaminado al matrimonio, puede hablarse de "indicios de sacramentalidad"».

La década que nos dejó sin aliento

Juan Eslava Galán



El beso. 1883

Óleo

Bernardo Ferrándiz y Bádenes

domingo, 19 de noviembre de 2023

Unos señores que asomaban la cabeza desde el interior de una caseta de madera a la puerta de la estación

«A mí me parecía que aquella guerra de la que hablaban aún no había concluido del todo, especialmente cuando preparábamos las cestas en el pueblo y las llenábamos de verduras, y hasta escondíamos algún conejo y algún pollo que había que procurar que no descubrieran unos señores que asomaban la cabeza desde el interior de una caseta de madera a la puerta de la estación. Eran los empleados de consumos. Para mí, aquel sigilo con que pasábamos las provisiones, las conversaciones en las que se hablaba de necesidad y aquellos hombres a los que temíamos –«coge tú la cesta y pasa delante», me decía mi madre al bajar del tren– eran la prueba de que la guerra continuaba».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



Caseta de Consumos en la Estación del Norte


viernes, 17 de noviembre de 2023

Aquellas misteriosas edificaciones sobre cuyas cegadas puertas aparecía escrita la palabra REFUGIO

«A mucha de aquella gente ya no la vi nunca. A otra, volví a verla apenas media docena de veces. A la ciudad, regresé durante algunos días un par de veranos, pero cuando ya habían pasado bastantes años. Me pareció vieja y destartalada y creí que nunca la echaría de menos. Recuerdo el olor a albañal en las noches calurosas y, flotando en el aire, ese vaho de verduras podridas en maceración; recuerdo  igualmente las casas en ruinas, las tapias amarillentas llenas de carteles que alguien se encargaba de pegar encima de otros carteles, y también aquellas misteriosas edificaciones sobre cuyas cegadas puertas aparecía escrita la palabra REFUGIO, y en cuyo interior habían tenido que meterse a dormir muchas noches las hermanas de mi abuela, porque –eso decían ellas a media voz– habían tenido la desgracia de pasarse la guerra en la capital, donde «no era como en vuestro pueblo, porque aquí no había nada para comer» (eso decían)».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



"Niños jugando delante de un refugio antiaéreo donde actualmente se encuentra el monumento al Maestro Serrano"

Actual Avinguda del Regne de València

Todocolección

Subida por Josep Maria Bono a VAHG

miércoles, 15 de noviembre de 2023

En unas oficinas que estaban en la calle de la Paz

«A mí, el tío Juan y su mujer me parecían los más guapos del mundo. Eran también los únicos elegantes de la familia. Él trabajaba en algo de exportaciones, en unas oficinas que estaban en la calle de la Paz, pero que dependían de una empresa del puerto, mientras que el padre de ella había sido, al parecer, un médico famoso que tuvo la mejor clientela de la ciudad cuando acabó la guerra, pero que murió pronto. También me había escandalizado en su momento oír por vez primera que, siendo médico, había muerto joven. Sospeché que debía de haberse tratado de un farsante. Alguien que se hizo pasar por médico sin serlo, como yo mismo me hacía pasar a veces por médico, cuando algún niño del colegio se caía y le aplicaba una poción de hierbas que cogía al azar al pie de las tapias, fingiendo que las mezclaba según una fórmula secreta que solo yo conocía».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



Calle de la Paz

Subida por Alberto Real a VAHG

lunes, 13 de noviembre de 2023

No era una plaza para un barrio como aquel

«La plaza Xúquer despertaba mi interés. Por inesperada, por atípica, porque reflejaba el carácter sorpresa de las ciudades que crecen sin plan ni estrategia. No era una plaza para un barrio como aquel, era una plaza para otro lugar. Casi todo en Valencia resulta anómalo una vez cruzas el río. El mar estaba cerca, pero nada lo hacía sospechar. Las cosas importantes me sobrepasaban, las calamidades urbanísticas me seducían».

Noruega

Rafa Lahuerta Yúfera



Plaza Xúquer

Pinterest


sábado, 11 de noviembre de 2023

Y ver las olas moviéndose por encima de la nieve

«El tío Juan –hermano de la tía Julia, del tío Pablo y de mi padre– y la tía Luisa, que era su mujer, ya tenían el coche por entonces, y recuerdo que llegaron a la fiesta diciendo que se habían acercado hasta la Malvarrosa para contemplar la playa nevada y ver las olas moviéndose por encima de la nieve, y que aquello había resultado ser el espectáculo más hermoso que jamás habían visto. Sentí una envidia infinita de ellos».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



El puerto nevado. 1917

Foto Vizcaíno

Colección de Paco Máñez


jueves, 9 de noviembre de 2023

Carné de identidad, listas, mesas numeradas, urnas transparentes, sin trampa ni cartón

«15 de junio de 1977. Día de las elecciones. Con la ilusión de unos niños con zapatos nuevos, salen los españoles a votar. Pocos son los que votaron alguna vez fuera de los referendos que organizaba Franco, y eso de tarde en tarde. En los colegios electorales, celosos apoderados de los distintos partidos velan por la probidad del procedimiento. Carné de identidad, listas, mesas numeradas, urnas transparentes, sin trampa ni cartón. Presidentes de mesa investidos de autoridad democrática que deciden que lo mejor es que nadie deposite personalmente el sobre: tapamos la rendija de la urna con un folio y un componente de la mesa toma el sobre con la limpieza de un prestidigitador y lo introduce.

Los resultados otorgan el triunfo a la UCD (34 por ciento de los votos, 166 diputados, mayoría relativa); el PSOE queda en segundo puesto (28 por ciento; 118 diputados). ¡Gran sorpresa!, todo el mundo creía que el segundo puesto sería para Fraga y los suyos.

Carrillo, que esperaba ganarle (o casi) al PSOE, comienza aquí la primera estación de sus misterios dolorosos: su PCE queda muy retrasado, con solo millón y medio de votos, el tercero (9 por ciento de los sufragios y 20 diputados).

Alianza Popular queda en quiebra y endeudada: va demasiado lastrada de notorios y notarios franquistas, incluso de figuras tan escasamente atractivas como Arias. Solo consigue el cuarto puesto con 16 diputados.

Los partidos nacionalistas quedan a la cola en conjunto de votos».

La década que nos dejó sin aliento

Juan Eslava Galán



Aspecto de un colegio electoral en la ciudad de Valencia 

Historia del pueblo valenciano

Cortesía de José Navarro Escrich

martes, 7 de noviembre de 2023

Aunque parezca mentira, en las calles de Valencia había montones de nieve

«Estuvo nevando durante varios días y Valencia parecía una ciudad nórdica. Recuerdo la nieve en las barandillas de los viejos balcones, cayendo con un ruido sordo desde lo alto de los tejados, cubriendo las aceras. No me lo invento ahora. Fue tal como lo cuento. 

Aunque parezca mentira, en las calles de Valencia había montones de nieve, y los barrenderos y los propietarios de las tiendas del centro no daban abasto a quitarla con las palas. Porque es que, además, no se derretía, ya que hacía un frío tremendo. Me gustaría encontrar algún periódico de entonces para saber qué temperaturas se alcanzaron por aquellos días. Ver de nuevo las fotografías de las calles y las gentes de la ciudad en algún viejo periódico sería sin duda un buen ejercicio de memoria».

El año que nevó en Valencia

Rafael Chirbes



Nevada de enero de 1960

Calle Játiva con Ruzafa

https://obesia.com/index.php/valencia/valencia-vintage/3825-valencia-vintage-191021

domingo, 5 de noviembre de 2023

Y la piscina con el trampolín modernista en el que se sucedía sin cesar una rueda de cuerpos juveniles

«La dictadura franquista, pese a todo, tenía unas grietas por donde se le escapaba algún grado de felicidad. Una de esas grietas era aquel balneario de Las Arenas derruido durante la guerra en cuya puerta paraba el tranvía de la Malvarrosa. De su antiguo esplendor quedaba entonces un pabellón de baños a la manera de un Partenón pintado de azul, un cine de verano, algunos jardines arruinados con jacarandas y magnolios, el solario y la piscina con el trampolín modernista en el que se sucedía sin cesar una rueda de cuerpos juveniles, de carnes muy apretadas, que volaban antes de zambullirse en el agua. Como una celebración del mito de Sísifo uno subía la gloria del propio cuerpo a la cumbre para sucumbir de nuevo una y otra vez ante la mirada indiferente de aquellas muchachas con bañadores de faldilla sentadas en la grada. Por la noche sobre la piscina se montaba con grandes tablas una pista para bailar mambos y boleros. Recuerdo muy bien cuánta belleza guardaban aquellas ruinas. El tranvía acarreaba hacia ese balneario derruido todos los sueños de gentes aplastadas por la represión política y moral y luego devolvía a la ciudad sus cuerpos redimidos por un día de libertad en el mar con sabor a sal en los labios. En el espacio de aquel balneario derruido donde una generación de jóvenes se rebeló contra la dictadura con la única arma del placer, hoy se levanta un hotel de un lujo muy ostentoso de mármoles y columnas. Hospedado allí hace unos días, desde la terraza de mi habitación solo reconocí como vestigios del pasado, un magnolio y unas jacarandas y aunque todo era nuevo y lujoso a mi alrededor, yo aún me veía caminando por aquel viejo jardín con la toalla y el bañador de algodón con cordoncillo, solo que al mirarme en el espejo del cuarto de baño ahora veía recreadas en mi rostro aquellas ruinas de cuando todos nos creíamos los reyes de mambo».

Manuel Vicent

El País. 3 de octubre de 2021



Piscina “Las Arenas”. Años 30

Enrique Desfilis Barberá

Bivaldi

viernes, 3 de noviembre de 2023

Pasaba un coche o camión que utilizaban el famoso gasógeno

«Algunas veces pasaba un coche o camión que utilizaban el famoso gasógeno que quemaba carbón, cáscaras de almendras y otros muchos materiales, para encender, no sin dificultades, el motor permitiéndoles andar a velocidades muy reducidas».

Al Amparo del Salvador

Pep Martorell

«Hace algunas décadas, muchos automóviles españoles andaban con madera o carbón vegetal en lugar de gasolina. Ello era posible gracias al gasógeno, un invento del siglo XIX, que con la quema de combustibles modestos generaba un gas que se convertía en calor, electricidad o movimiento. Fue bastante utilizado en Europa hasta principios del siglo XX, cuando la extensión de la red eléctrica lo dejó obsoleto. En 1920, un francés desarrolló el gasógeno para automóviles, de reducidas dimensiones y fácil de transportar en un pequeño remolque, o en el propio vehículo si este era lo bastante grande. Fue de gran utilidad durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en todas partes escaseaba la gasolina, destinada casi íntegramente al esfuerzo bélico.

También la escasez de hidrocarburos motivó que el gasógeno se utilizara en España tras la guerra civil, para mover camiones y turismos. Su gran ventaja era que lo quemaba casi todo: desde carbón vegetal hasta restos de poda y cualquier tipo de madera. Su principal inconveniente radicaba en lo laborioso del manejo: había que cargar la caldera, esperar a que tomara temperatura, mantenerla en su punto, vaciar las cenizas, etc. Se calcula que para cada hora de viaje se precisaban quince minutos de operaciones. Tampoco la calidad del gas obtenido permitía velocidades supersónicas. Era un apaño para ir tirando en plena autarquía. Sin prisa, y con un hacha para hacer leña donde se presentase, se podían recorrer grandes distancias».

Xavier Domènech. Levante EMV. 23 de septiembre de 2012




Vehículo de gasógeno circulando por la actual plaza de la Reina

Todocolección




miércoles, 1 de noviembre de 2023

Yo veo, solo, a veces, ataúdes a vela zarpar con difuntos pálidos

«Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante».

Sólo la muerte

Pablo Neruda



Entierro camino del Cementerio del Cabañal

Calle Doctor Lluch - Travesía Pescadores

Robert Frank. 1952