«—No sé adónde vamos a parar con tanta permisividad. Tú fíjate que mi hermana se quedó soltera, la pobrecilla, porque le dije que la hermana de un cura no podía ir a fiestas ni a bailes, que tenía que dar ejemplo.
—Eran otros tiempos, Próculo. Ahora por lo visto es que, si no se consiente, de todas maneras se van a tomar la justicia por su mano. Yo creo que le estamos dando demasiada importancia al sexo. ¿No has visto cómo están los quioscos, que se vienen abajo de revistas guarras?».
La década que nos dejó sin aliento
Juan Eslava Galán
Esquina calle Jesús con Pintor Benedito
Foto EFE
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