Que llenaba toda la plaza de la Almoina

«Un poco más allá, en la calle Escudillers, había un taquillón donde un viejo pintaba pájaros de madera y fabricaba molinillos con papel de colores junto a una droguería que echaba a la calle un rebufo muy ácido; allí la famosa envenenadora compró el matahormigas marca El Diluvio que le echaba al café con leche de la mujer de un carnicero. Algunas veces entraba en el Almudín para ver el dinosaurio y alguna momia: el polvillo en suspensión que doraba aquel recinto olía a ceniza húmeda; en cambio la puerta de la catedral a veces dejaba salir un canto de canónigos envuelto en un aroma de incienso y cera que llenaba toda la plaza de la Almoina».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Plaza de la Almoina. 1881

https://catedraldevalencia.es/arte/recorrido-exterior/la-almoina/

Termas Victoria era un complejo muy vanguardista

«Yo entré como camarero en la terraza del Tropical. El ambiente era muy bueno, allí iban mucho Carmen Alborch, Isabel Gemio, Jorge Sanz, los Gabinete Caligari… Todos los que venían a tocar a Valencia pasaban por allí. Fue la primera terraza de Valencia donde se podía tomar el sol en top less; estaba repleta de hamacas y arena. Allí iba toda la modernidad de Valencia; en ese momento era de lo poco que había por la zona de la playa. Termas Victoria era un complejo muy vanguardista, donde se hacían programas de televisión en directo, conciertos, exposiciones… Era de visita obligada».

Reseña biográfica de Joan Bataller (extracto)

¡Bacalao!

Luis Costa Plans

Termas Victoria. Años 50

http://vicenticoaa.blogspot.com/2013/10/valencia_27.html

¡Macho el Levante! ¡Macho el Levante! ¡Cabrón, dilo de una vez!

«Ese camino diario que me llevaba a clase con los libros en la axila tenía un sonido, un aroma en cada tramo. En la calle del Salvador había un horno de cuya jamba colgaba una jaula con un loro. El panadero le enseñaba a hablar. Todas las mañanas a las nueve sorprendía a aquel hombre con el bigote empolvado de harina que le repetía al pajarraco: «¡Macho el Levante! ¡Macho el Levante! ¡Cabrón, dilo de una vez! ¡Macho el Levante!». Nunca oí que el loro contestara una palabra, pero el panadero insistía todos los días a la misma hora sin perder la esperanza de convertirlo en forofo de su equipo».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Calle del Salvador con Almudín

Todocolección

Subida por Carlos Iborra a VAHG

Anàvem a un dels bars encara oberts de l’Avinguda del Port

«Sovint, quan de matinada, havent acabat una partida, anàvem a un dels bars encara oberts de l’Avinguda del Port a menjar o a fer-nos una copa —eren locals que a aquelles hores també acollien dones de vida nocturna—, mostrava una facilitat sorprenent per guanyar-se els favors d’elles. Les atreia perquè era atractiu, però, sobretot, perquè no exterioritzava una atenció delicada, com si els advertira quina classe d’home hi trobarien. En això era determinant. Ho era gairebé en tot. Excepte amb la seua princesa. Potser només ella coneixia els secrets del Rubio. Una nit, a les onze, vaig anar sol al Cartago».

La vida en l’abisme

Ferran Torrent

Casa Calabuig

Avenida del Puerto

https://www.prospectosdecine.com/

https://voramarlavalenciamaritimaimes.blogspot.com/2018/12/la-antigua-casa-calabuig.html

Fue derribado para levantar el hotel Astoria

«Entre la fachada del Marqués de Dos Aguas y la iglesia de San Juan de la Cruz por un callejón húmedo, de curvos paredones, alcanzaba la plazoleta de Rodrigo Botet en cuyo centro había una fuente con cisnes, aunque la gente siempre pensó que eran patos. Allí estaba la academia Castellano, un caserón casi en ruinas que a los pocos meses fue derribado para levantar el hotel Astoria».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Hotel Astoria

Fotograma de la película "The Boy Who Stole a Million". 1960

https://valenciaplaza.com/pelicula-valencia-1960-the-boy-who-stole-a-million

Acudírem a un pis de la Finca de Ferro, a la Plaça de Sant Agustí

«Recorde la primera partida del mateix dia que m’havia endossat la primera remesa de lletres. Sóc dels qui pensen que començar bé és el millor símptoma que les coses no acabaran malament. La primera sota la síndrome de la lletra era primordial. Acudírem a un pis de la Finca de Ferro, a la Plaça de Sant Agustí, convocats per a una partida de cinquanta-quatre, joc en què els diners guanyats han de romandre durant tota la partida a la taula. No pots posar-te’ls a la butxaca i jugar només amb una part dels guanys a fi de preservar-ne l’altra, perquè l’envit «me’ls jugue tots» t’obliga a apostar els diners que tens, amb el matís que si l’altre en té menys pagues la seua quantitat i si en té més que tu pagues la teua».

La vida en l’abisme

Ferran Torrent

La Finca de Hierro. (Edificio Garcerán)

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Cruzaba la calle de la Paz hasta el hotel Inglés

«Todas las mañanas a las nueve cruzaba el río por el puente de la Trinidad; me adentraba por la calle del Salvador; pasaba por delante del museo del Almudín; llegaba a la plaza de la Almoina; bordeando el palacio arzobispal junto a la catedral cruzaba la calle de la Paz hasta el hotel Inglés».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Hotel Inglés

Calle del Marqués de Dos Aguas

Todocolección

Delatà amb noms i cognoms "todos los jóvenes de buena familia que van al barrio chino de Valencia". Vídeo

«El Rubio odiava els capellans. Jo també: havia passat cinc intensos anys al col·legi dels jesuïtes. El capellà del poble era especialment odiós. A tall d’exemple contaré que un diumenge, en la missa major, des de la trona, delatà amb noms i cognoms "todos los jóvenes de buena familia que van al barrio chino de Valencia". La notícia somogué els fonaments morals de la societat oficial del poble. Amb tot la llista era incompleta. S’oblidà de denunciar un col·lega d’ell, capellà d’una població propera, que amb barret i gavardina visitava, i no amb maneres de turista, l’esmentat barri. Però ja se sap que, llevat dels escriptors i artistes en general, tots els gremis són proteccionistes».

La vida en l’abisme

Ferran Torrent

El Barrio chino de Valencia

Fotografías de Joaquín Collado

El viejo cobraba una peseta a los indígenas y un duro a los americanos

«Algunos marines guardaban cola frente al carrito de un viejo que vendía cucuruchos de cacahuetes. El viejo cobraba una peseta a los indígenas y un duro a los americanos; demostraba tener con los cacahuetes un sentido más patriótico que el que Franco había tenido con las bases.

—¿Qué vale?

—Una peseta, chaval.

—How much?

—Un duro, míster».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Marineros americanos en la plaza de la Reina. 1968

Subida por Carlos Iborra a VAHG

Pasaban grupos de marines vestidos unos de blanco y otros de azul

«A la caída del sol, en la esquina de Ruzafa voceaban: «¡Jornada! ¡Ha salido Jornada! ¡El periódico de la tarde!» y frente a las cafeterías de Lauria y Balanzá pasaban grupos de marines vestidos unos de blanco y otros de azul camino del barrio chino. Los niños les pedían chicles».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Marineros de la VI Flota en el puerto de Valencia. 1954

Subida por Pilar Martínez Olmos a VAHG

M’havia proposat d’anar al Cartago, un local situat a l’Avinguda de Peris i Valero

«Encara no m’hi havia negat quan ja m’havia proposat d’anar al Cartago, un local situat a l’Avinguda de Peris i Valero. Era tard i em sentia cansat, però aleshores m’esforçava a no decebre ningú capaç d’iniciatives nocturnes. La nit desfermava en mi un instint de rebel·lió bàsic, fonamental. M’esperonava la curiositat per tot allò que amagava, allò que la llum del dia no deixava veure. Coneixia el Cartago de les meues incursions solitàries. Eren visites ràpides, llambrecs que introduïa en el món prohibit i que amb prou feines em donaven una visió clara d’un ambient on et trobes perdut perquè la teua estranyesa revela als altres una experiència mínima. Amb la companyia del Rubio l’atmosfera tèrbola d’aquells locals es tornava familiar. Gairebé tothom el coneixia, i, el que era més sorprenent i agradable per a mi, el respectava, respecte que jo percebia com a acompanyant. Cap dels clients, cambrers o putes m’observava com en anteriors visites. Ja no semblava un parvenu, un ingenu que havia entrat fent una escapada momentània amb esguard culpable, obrint una escletxa imperceptible en la seua vida quotidiana i avorrida»

La vida en l’abisme

Ferran Torrent

Paseando por Peris y Valero. Años 50

Todocolección

Bar Club Cartago

Todocolección

En Balanzá la gente hablaba de la comilona

«En Balanzá la gente hablaba de la comilona. Se supo que ese día, después de unas maniobras que habían sido contempladas por Franco desde el Azor en aguas de la Malvarrosa, una falúa se había acercado a la playa de Las Arenas para recoger la paella de cuarenta raciones que el restaurante La Marcelina había guisado en honor del jefe del Estado y de la VI Flota. Con letras rojas hechas con pimiento morrón, sobre el arroz, el pollo, el conejo y las verduras la cocinera había escrito: ¡Viva Franco! ¡Vivan los americanos! ¡Arriba España! Rápidamente, a pleno sol, la falúa llevó ese enorme medallón de arroz hasta la línea de flotación del acorazado y desde allí fue izado a bordo con unas poleas de salvamento por dos cadetes. Era la primera vez que Franco se veía la cara con un almirante de la U. S. Navy después del pacto de las Bases. Puede decirse que el Tratado de Amistad Hispano-Norteamericana fue ratificado con una paella de La Marcelina frente a la Malvarrosa en el comedor de oficiales del acorazado Coral Sea».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

Casa Balanzá. Años 60

Francesc Jarque

Cortesía de José Navarro Escrich

—La Marcelina servirá la paella en el acorazado. —A mí me gusta más el arroz de La Pepica

«—La Marcelina servirá la paella en el acorazado —decía un señor con zapatos de dos tonos con rejilla sentado en la cafetería Balanzá.

—Franco se chupará los dedos —contestó un interlocutor de bigotito y gafas manoletinas.

—Y los americanos también. En cuanto ésos prueben una buena paella ya no se van de aquí.

—A mí me gusta más el arroz de La Pepica».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent

La Marcelina

https://www.lasprovincias.es/economia/201510/31/casas-postas-merenderos-playa-20151030235239-v.html

La Pepica

Todocolección

Estàvem a la barra del Bar la Caleta, local de putes situat al Carrer Cadis de València

«Una hora després, el Rubio i jo estàvem a la barra del Bar la Caleta, local de putes situat al Carrer Cadis de València. Havent eixit de casa Java m’adreçava capficat al meu domicili. Abans d’entrar-hi, a punt de posar la clau al pany, el seu cotxe, un esportiu de fatxenda amb traça de segona mà, va frenar en sec després d’haver envaït part de la vorera. Em convidava a una copa i vaig acceptar-la. Eren prop de les tres de la matinada. De totes maneres el disgust m’hauria impedit dormir, i la invitació m’induïa a pensar en una amnistia econòmica». 

La vida en l’abisme

Ferran Torrent

Carrer Cadis. Calle Cádiz

https://fallers.es/lanas-aragon-volvio-por-una-noche-falla-espartero-g-v-ramon-y-cajal/

Y de ahí A.C.T.V: Actividades Culturales Termas Victoria

«Más adelante, ya en 1986, decidimos instalar un disco-bar, con una estética de los años cincuenta, en la línea de Mariscal. Vicente Pizcueta organizaba las sesiones matinales de los domingos. Así nació A.C.T.V, conceptualmente concebido como una plataforma para nuevas tendencias creativas: artistas gráficos, sonoros, lumínicos, videoarte, performance, happening… Era todo provocación cultural. Y de ahí A.C.T.V: Actividades Culturales Termas Victoria.

Teniendo en cuenta que la estética que se pretendía era industrial, qué mejor que un espacio de grandes dimensiones. Partimos de un concepto minimalista e industrial, con unas increíbles bases de luz y sonido, y también videoarte, proyecciones y una imagen gráfica muy potente e inédita en la época. La inauguración fue un éxito total de público, con lo más granado de la cultura valenciana». 

Reseña biográfica de Julio Andújar (extracto)

¡Bacalao!

Luis Costa Plans

Termas Victoria

https://thebasementxxx.com/webapp/fichando-actv-templo-de-la-musica-electronica-valenciana/