«Se abombaban los muros de las casas del barrio del Carmen, y, entre casa y casa, había solares llenos de basura. Después de que nos fuimos a vivir a La Coruña, a mí no me gustaba volver a Valencia. Cómo iba a añorar nadie aquello. La última vez que me invitaron las tías –el año en que acabé el bachillerato elemental– preferí pasar una semana en Madrid con los hermanos del nuevo marido de mi madre. Y, cuatro veranos después, cuando mi madre volvió por vez primera después de que se marchase a La Coruña con su nuevo marido para firmar los papeles de venta de la casa de Bovra, que debía de estar ya casi en ruinas, yo preferí viajar por mi cuenta –y en autostop, cosa que ella nunca supo– a París, y, desde París, incluso cogí un tren que me llevó durante algunos días a Ámsterdam.
Ni Valencia ni la familia de mi padre me interesaban para nada, aunque, la verdad sea dicha, en París viví en la rue Trévise, cerca del metro de rue Montmartre, y, por entonces, aquel barrio también olía a suciedad y a gato y las casas se abombaban igual que las de la vieja Valencia; además, llovió sin parar durante más de un mes».
El año que nevó en Valencia
Rafael Chirbes
No hay comentarios:
Publicar un comentario