«Recordó también una tiendecita próxima regentada por una señora muy gorda, perpetuamente enlutada.
Vendía refrescos y helados. Lo que más le gustaba a Bruno, más incluso que la incipiente Coca-Cola, era la zarzaparrilla, una bebida refrescante hecha de plantas, que estaba buenísima y que, además, como luego supo, era muy saludable. No encontró ni rastro de aquel negocio; puede que la gorda señora hubiese habilitado por un tiempo el vestíbulo de su propia casa como local comercial».
La cruz de los ángeles
Antonio Lázaro
Calle del Progreso
Francesc Jarque
Cortesía de José Navarro Escrich
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