«Trabajaba de encargado de la sección de pescadería en Mercavalencia. Una bicoca de puesto que le había proporcionado un tío suyo capitoste del tinglado. Ganaba con ese curro legal trescientas mil pelas al mes, más otras cien mil con los chanchullos del género robado y revendido bajo cuerda, algo habitual en los tejemanejes internos de los mercados que abastecían las grandes ciudades».
La gallera
Ramón Palomar
Mercavalencia
VAHG
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