«En Valencia funcionan como centros de modernidad las salas Caniche, Sami, Carrusel, Jaipur… Esos primeros tres o cuatro años y la salida desesperada de la opresión generan un alud de cosas que probar: los vaqueros acampanaos, las Derbys, la Bultaco «Lobito», el Renault 5, las Triumph y las Norton. Modernidad para un público nuevo ávido de velocidad. Pero también llega el hachís, la heroína, los ácidos, Aldous Huxley, Orwell, Kerouac… El fabuloso camino del exceso. Fue un despertar de un fatídico letargo».
Reseña biográfica de Miguel Jiménez (extracto)
¡Bacalao!
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