«Sus confites le indicaban la dirección donde mercadeaban con los alijos habituales de coca, jaco y costo. Tacita a tacita. Papelina a papelina. Gramo a gramo. Él vigilaba. Anotaba las rutinas mentalmente. Destripaba el carácter de los compradores. Taladraba sus personalidades. Ése era valiente; ése, cobarde; ése, prudente; ése, descerebrado; ése, maricón; ese otro, mentiroso compulsivo. Y acertaba siempre. Pleno al quince. Observaba el tránsito. Carrusel de yupis amantes del polvo blanco, escoria humana buscando otro chute, porreros de hueso laxo comprando sus ensoñaciones rastafaris de contrabando moruno».
La gallera
Ramón Palomar
Bloques del Ayuntamiento (Casitas rosas)
La Malvarrosa
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LO que no entiendo es por que habla en pasado, a día de hoy sigue siendo el primer punto de narcotráfico de Valencia. Y las autoridades siguen sin hacer nada,.....
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