«Fuimos a refugiarnos en la casa de Blasco Ibáñez. Subimos al primer piso donde había una terraza cerrada con unas cariátides en cada ángulo y columnas estriadas. Una gran mesa de mármol sostenida por cuatro leones alados que había allí sirvió para que Julieta se tumbara y entonces comencé a acariciarla. De pronto ella sintió miedo, pero aquella casa estaba deshabitada».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
Blasco y su mujer sentados en la terraza pompeyana
Fundación Vicente Blasco Ibáñez
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