«Eran tiempos duros para las economías familiares. Había que apretarse el cinturón. Por eso era perfectamente comprensible que, ante la falta de las cosas más elementales, las señoras se entusiasmaran con el cupón regalo comercial que recogían en paqueterías, droguerías, etc. en función del importe de la compra, con los que llenaban las libretas, las cuales canjearían por cacerolas, platos o algún colorista florero que serviría para alegrar algún rincón de la estancia».
Al amparo del Salvador
Pep Martorell
Todocolección
Levante EMV
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