viernes, 29 de noviembre de 2024

Y el culo en la pared de la iglesia viendo pasar una procesión

«El tiempo en la posguerra se desenvolvía entre el hambre y el miedo en aquellas tardes ateridas de la autarquía, los domingos en el pueblo con las manos en los bolsillos y el culo en la pared de la iglesia viendo pasar una procesión». 

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Semana Santa Marinera

Plaza del Rosario

Bivaldi

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Miguel de Molina abandonó la capital para refugiarse en Valencia

«Miguel de Molina abandonó la capital para refugiarse en Valencia. Sus amigos le aconsejaron que no asomara la jeta porque le iban a pegar tres tiros, pero él era un artista y después de un año de andar escondido se empeñó en volver a Madrid para presentar un espectáculo, como empresario, en el teatro Cómico. Había que arriesgarse para no morir de hambre. Como era de esperar, la noche del estreno se armó un escándalo. El patio de butacas se llenó de insultos a cargo de unos falangistas al grito de «¡no queremos rojos ni maricones!» y a partir de ese momento empezó su persecución, que no cesó hasta echarlo del país».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Miguel de Molina en Valencia

Estudio Valentín Pla. Plaza del Caudillo

Todocolección

lunes, 25 de noviembre de 2024

Habría niñas como era ella entonces, cantando «La tarara» mientras saltaban a la comba

«Ahí vendrían las noticias del final de la guerra, con fotos de los desfiles de las tropas de Franco, aunque no de los fusilamientos que tenían lugar en el barranco del Carraixet, donde ella había ido muchas mañanas de primavera a buscar espárragos silvestres. También imaginaba que por todos los pueblos de la huerta habría niñas como era ella entonces, cantando «La tarara» mientras saltaban a la comba».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Plaza de Emilio Castelar

Foto Finezas

Bivaldi

sábado, 23 de noviembre de 2024

Imaginó el vientecillo que en esos días de Pascua corría por el cauce del Turia

«Desde Sevilla, Conchita Piquer imaginó el vientecillo que en esos días de Pascua corría por el cauce del Turia, por la playa de la Malvarrosa y también por la huerta de Benicalap, donde el cielo azul de su infancia estaría lleno de cometas hechas con papel de periódico de Las Provincias o El Mercantil Valenciano».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



A la vora del riu, mare...

Monteolivete

jueves, 21 de noviembre de 2024

¿Tú crees que los curas me dejarán cantar la canción de «La Maredeueta»

«—¿Tú crees que los curas me dejarán cantar la canción de «La Maredeueta»? —le preguntaba la Piquer a su hermana.

—Vete a saber. Lo mismo te meten en la cárcel. 

—Si algún canónigo trabucaire la considerara blasfema, dalo por seguro —decía el torero, que ahora ya se había convertido en su apoderado».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Concha Piquer. 1949. Vestida con el típico traje de huertana para cantar su popular canción "La Maredeueta"

Teatro Apolo 

Cien años de historia gráfica valenciana

Cortesía de José Navarro Escrich



martes, 19 de noviembre de 2024

Conchita Piquer se enteró de que el 30 de marzo de 1939 las tropas nacionales habían entrado en Valencia

«Conchita Piquer se enteró de que el 30 de marzo de 1939 las tropas nacionales habían entrado en Valencia y que se había sacado la imagen de la Virgen de los Desamparados del Ayuntamiento, donde había estado guardada para que las hordas no la destruyeran, y que se había celebrado en la plaza principal una misa de acción de gracias por la victoria, con todo el público arrodillado a los pies de la patrona de la ciudad».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Desfile de las tropas franquistas en la actual plaza del Ayuntamiento el 31 de marzo de 1939 

Foto Finezas

Bivaldi

domingo, 17 de noviembre de 2024

Para que lo enterrasen junto al de su marido Pascualet en el cementerio de Benicalap

«Una mañana de abril de 1937 estaban sentados los tres —Conchita, su hermana Anitín y el torero Márquez— en un bar de la Campana cuando de repente la Piquer se echó mano a la garganta como si se ahogara y exclamó: 

—Acaba de morir nuestra madre.

—Pero ¿qué dices? No puede ser, por Dios.

—Sé muy bien lo que me digo. Lo he sentido aquí, es un presentimiento. 

La noticia de que en Madrid había muerto la señora Ramona llegó poco después. Conchita no supo si fue solo de pena, si la agonía fue larga o si falleció de repente. Cuáles fueron sus últimas palabras lo supo terminada la guerra, cuando se lo contó su hermana Carmen. 

—Murió con tu nombre en los labios, delirando recuerdos del barco que os llevó a Nueva York, de un paseo por Central Park, palabras entrecortadas en valenciano que contaban cosas de la huerta. 

—¿Cómo fue?

—Se fue muy tranquila, sin sufrir, pero con mucha pena por lo que estaba pasando. Murió de tristeza al ver que para vivir teníamos que vender los muebles más valiosos. Por eso la casa está medio destartalada.

—¿A qué hora murió?

—Hacia las once de la mañana del 3 de abril.

—Fue el momento en que sentí el ahogo en la garganta —dijo Conchita Piquer.

Antonio Márquez había tomado las riendas de la familia y propuso iniciar gestiones para llevar el cadáver de la señora Ramona a Valencia para que lo enterrasen junto al de su marido Pascualet en el cementerio de Benicalap, pero enseguida hubo de desistir, porque los dos habían sido sepultados en una fosa común. Y en ese momento la señora Ramona llevaba meses enterrada en el cementerio de la Almudena».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Benicalap

Calle de José Grollo y la iglesia de San Roque

A la izquierda la Plaza de Benicalap y a la derecha la calle de Almiserat. Años 70

Foto subida al Foro Remember Valencia I. Entrada 8755

viernes, 15 de noviembre de 2024

Miguel de Molina hizo centenares de funciones benéficas entre bombas y metrallas

«Era un artista muy popular y el correspondiente comité aceptó la idea. Miguel de Molina hizo centenares de funciones benéficas entre bombas y metrallas. Se convirtió en un ídolo del ejército republicano. Así fue como las canciones «Ojos verdes» y «La bien pagá» comenzaron a sonar a lo largo de todas las trincheras republicanas».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Miguel de Molina


miércoles, 13 de noviembre de 2024

Era un artista muy popular y el correspondiente comité aceptó la idea

«En las corridas que se celebraban en Valencia los toros llevaban escrito con cal en el costillar el visto bueno de control del comité de UGT y de CNT, las dos organizaciones sindicales de la época. Los toreros salían a la plaza puño en alto, como en Sevilla lo hacían saludando al estilo romano. Miguel estaba en su salsa hasta que un día lo llamaron a filas para enviarlo al frente. Mientras le tomaban la talla, el cantaor buscaba la forma de escabullirse haciéndose el gracioso.

—Oiga, mi capitán, que yo soy corto de vista.

—¿Y qué? 

—Y tengo muy mala puntería. Y además, estoy cagadita de miedo. 

—No importa, Miguela. Tú échate al suelo, mira hacia delante, cierra un ojo, aprieta el gatillo y con eso basta. 

 —En lugar de pegar tiros para matar fascistas, ¿por qué no me dejan montar una pequeña compañía de varietés? Podría dar espectáculos en el frente para animar a las tropas y recaudar de paso dinero para la República.

 —Siendo como eres de cobarde y de gracioso, y con todo lo demás que arrastras, lo tuyo no está mal pensado. Lo voy a consultar con el mando.

Era un artista muy popular y el correspondiente comité aceptó la idea».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Miguel de Molina


lunes, 11 de noviembre de 2024

En el estriptis del cabaret Bataclán

«Miguel de Molina se hallaba en Valencia cuando empezó la guerra, donde el desmadre había roto todas las aguas. En el estriptis del cabaret Bataclán, la vedete se iba despellejando y al final se quedaba en una braga sucinta con los colores rojo, amarillo y morado de la bandera republicana. Desde el escenario, la artista invitaba a subir con ella a un valiente del público que se atreviera a arrancársela con los dientes. Todas las noches había cola de voluntarios».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Sala Bataclán

Levante EMV

sábado, 9 de noviembre de 2024

¿Sabes que en un teatro de Broadway encontró una tarjeta postal tuya en la que apareces desnuda bajo un mantón de Manila?

«—Salió corriendo y no paró hasta llegar a Nueva York. ¿Sabes que en un teatro de Broadway encontró una tarjeta postal tuya en la que apareces desnuda bajo un mantón de Manila? Federico cuenta una historia muy bonita. Dice que mandó esa foto a sus amigos de la Residencia de Estudiantes y allí se la pasaban unos a otros con derecho a tenerla cada uno durante una semana clavada con cuatro chinchetas en su habitación. Dalí llegó a pintar una acuarela. 

—No me mientas —exclamó la Piquer.

—Federico quiere que cantes sus poemas. Piensa escribir algunas letras para ti —le juró el soldadito.

—¿Y tú también eres poeta?

—Hago versos. 

—¿Escribirás para mí? 

—Sí».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Conchita Piquer

jueves, 7 de noviembre de 2024

Pero es inimaginable que la Virgen de los Desamparados atendiera las súplicas taurinas

«Nunca iba a la plaza a verlo torear. Tampoco era esa clase de mujer que enciende una vela y se queda en casa rezando a una Virgen para que lo proteja de las astas del toro. Puede que la Macarena sirviera para el caso, pero es inimaginable que la Virgen de los Desamparados atendiera las súplicas taurinas, no era esa su especialidad, bastante tenía con protegerla a ella a la hora de desafiar a las figuras del momento —Pastora Imperio, la Argentinita, Imperio Argentina, la Goya, sus rivales íntimas—, para mantenerse en la cabecera del cartel con letras muy grandes que se pudieran leer de lejos».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Procesión de la Virgen de los Desamparados

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martes, 5 de noviembre de 2024

Luego, todavía enmascarados, se sentaron a una mesa cerca del jolgorio

«Sonaba todo a zarzuela barata pero el nudo ya estaba hecho. Se levantaron del suelo los dos y siguieron danzando juntos hasta la extenuación. Luego, todavía enmascarados, se sentaron a una mesa cerca del jolgorio y comenzaron a hablar a gritos opacados por aquel estruendo ensordecedor de bombos y trompetas que llenaba el local. Las serpentinas y el confeti que se desprendían desde los palcos envolvían las palabras que se cruzaban entre las dos máscaras. Todo tenía un aire de ficción en medio de la furia por huir de la vida que cada uno arrastraba: ella, del boxeador Uzcudun; él, de un aburrimiento matrimonial con una señora muy fina y millonaria. No tenía ningún valor cuanto se dijeran: los halagos, las promesas, los requiebros; ni siquiera estaban seguros de su identidad».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



La Fiesta del Carnaval en Valencia

Teatro Principal

Mundo Gráfico. 12 de marzo de 1924

domingo, 3 de noviembre de 2024

Toda España era todavía un esperpento con un rey lechuguino, el tal Alfonso XIII

«Toda España era todavía un esperpento con un rey lechuguino, el tal Alfonso XIII, más propenso a matar faisanes en la Casa de Campo y a degustar películas porno servidas en bandeja a domicilio que a salvar a la patria del marasmo en que la había sumido la guerra de Marruecos».

Retrato de una mujer moderna

Manuel Vicent



Los Reyes Alfonso XIII y su mujer Victoria Eugenia en "La Coronación de la Virgen de los Desamparados"

Valencia 12 de mayo de 1923 


viernes, 1 de noviembre de 2024

Por eso me sobrecoge el entierro

«¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra!.

Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.

Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?.

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.

Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte?.

¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río?.

Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente.

Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir».

Qué costumbre tan salvaje

Jaime Sabines



Entierro camino del Cementerio del Cabañal

Calle Doctor Lluch - Travesía Pescadores

Robert Frank. 1952