«Al balneario acababa de llegar la niña rubia de otros veranos con su trenza maciza de oro quemado que en mi corazón adolescente había suplantado el amor a la Virgen. En las vacaciones yo aprendía a tocar el piano en un salón del balneario de Galofre cuyo pavimento era de grandes baldosas blancas y negras siempre relucientes y allí había sillones de mimbre blanco y grandes ventanales, cortinajes de terciopelo rojo con borlas y puertas de cristal helado con siluetas de ninfas y flores. Yo tocaba al piano partituras del método Czerny y a veces también tocaba el vals de las olas y otras melodías, sobre todo una que decía: siempre está en mi corazón el hechizo de tu amor».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
Las Arenas
Todocolección
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