«La gente vociferaba ¡¡tongo, tongo!!, y cierto que en el cuadrilátero los golpes eran simulados; ¡¡mátalo, mátalo!!, rugía el público comiendo cacahuetes. Pero una tarde estaba yo en los billares Colón donde Blasco era empleado y de pronto entró Esparza que venía picado y empezaron los dos a calentarse de verdad por una cuestión privada. Fue una pelea gloriosa. Los clientes recularon hasta las paredes de azulejos amarillos con el taco en la mano y a golpes ellos subieron hasta el altillo del ping-pong y desde aquella altura cayeron agarrados sobre una mesa de billar después de romper la barandilla y una lámpara. En esta ocasión Esparza había dejado de hacer posturitas de grecolatino y había entrado a la yugular con la garra».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
Paseo Ruzafa
Todocolección
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