«Mauro envió a sus chicos Berni y David por ahí y por allá para que pescasen jirones de la existencia del súbitamente desaparecido. También fracasaron. Él mismo recorrió garitos de mala muerte anexos a zonas de copas como Juan Llorens, Cánovas y la avenida de Francia, pues sabía que Charli nunca se abrevaría en los antros luminosos y ventilados de moda, sino en los tugurios grasientos que chupaban rueda junto a los de clase A».
Sesenta kilos
Ramón Palomar
Niños en la Plaza Cánovas
Todocolección
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