«—Bueno. Algo se está haciendo por atajar lo peor —aventura Paco Lupión—. Aquí tengo las cifras del año pasado: En 1973, la policía interceptó y destruyó doce mil revistas pornográficas.
—Pero ¿de dónde viene toda esa mugre? —pregunta Zulueta, desesperado.
—Unas del extranjero y otras las hacen aquí —informa don Diego—. Las venden en algunos quioscos, bajo cuerda.
—¿Es que no tienen bastante con las revistas de golfas en bikini que se han autorizado? —protesta Zulueta—. Vean ustedes que hasta las revistas serias empiezan a meter carnaza para vender más. El otro día en la peluquería hojeé la revista taurina Dígame y, ¡zas!, en la última página me encuentro una fotografía de Ágata Lys en actitud pecaminosa. ¡En una revista seria de toros! ¡Y eso que la tal es de Valladolid, de la bendita capital castellana en la que el Sagrado Corazón de Jesús se apareció al padre Bernardo de Hoyos y le hizo la promesa corazonista!».
La década que nos dejó sin aliento
Juan Eslava Galán
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