«Y el pastor llamó a su rebaño, le hizo emprender la marcha por el camino, y antes de alejarse se echó la manta atrás, alzando sus descarnados brazos, y con cierta entonación de hechicero que augura el porvenir o de profeta que husmea la ruina, le gritó a Batiste:
- Creume, fill meu, te portarán desgrasia!...»
La barraca
Vicente Blasco Ibáñez
Barracas en la huerta valenciana. 1958. Archivo de Rafael Solaz
http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2014_05_01_archive.html
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