y no le pago
a nadie.
Ni al sastre que me hizo estas solapas
como alas de palomo
ni al pobre almacenero
que no me vende azúcar
ni al Banco que me ahorca
ni al librero que gime
ni al destino que claro no recoge
las tiernas oraciones
que envío contra reembolso.
Ya he sacado mis cuentas
y no le pago
a nadie.
Cobraré el aguinaldo en billetes de uno a uno,
y me iré caminando por Dieciocho
silbando un tango amargo
como otro distraído.»
El aguinaldo
Mario Benedetti
Niños pobres esperan el aguinaldo en la puerta de la Lonja. 1920
VAHG
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