«El olor a pólvora, el estruendo de los cohetes, el hedor del sol cuando fermentaban las alcantarillas, el destartalamiento general hecho de gritos y destellos de los colores abigarrados. El sonido más profundo lo producía la luz. El aroma más delicado nacía de la sal que después de traspasar la brea del puerto llegaba desde el mar a la ciudad y dentro de ella se mezclaba con el desinfectante de los cines, con la margarina recalentada de la cafetería Hungaria, Lauria, Barrachina».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
Cafetería Hungaria
Todocolección
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