«Junto al luchador Blasco estaba otro colega, el fino culturista Esparza, rival suyo en el cuadrilátero. Esparza con maneras más educadas también me advirtió que me cuidara, aunque me lo dijo riendo. La China quería provocar a su amante, el campeón Pizarro, y por eso me había traído al bar donde ella sabía que lo podría encontrar.
—No digo que te mate —añadió Esparza—. Pero bastará con que te toque para que ya no lo olvides nunca.
—No hagas caso —repitió la China mientras sacaba la molla de los caracoles con un palillo—. Sólo tienen envidia. Parecen muy fuertes, pero son muy cobardes. ¿Así que no habéis visto a ése? Cuando le veáis decidle que mi novio ha resucitado y que me he ido con él».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
Cartel velada de catch en la plaza de toros
Todocolección
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