«No de tu hechizo virginal las flores
a marchitarse expongas en las salas
del baile tentador; tiende tus alas
a otros cielos más puros y mejores.
Aquí luces encantos seductores,
y belleza sin par; vistosas galas,
y de la orquesta al resonar, resbalas
entre suspiros y jurar de amores.
Es cierto, dulce niña; tu hermosura
forma del baile la mejor presea
y todo á fascinarte se conjura;
Pero si eterno galardón desea
tu alma, huye de aquí; modesta y pura
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