jueves, 19 de enero de 2023

Amados niños: provistos de estas huchas que aquí veis, vais a pedir un óbolo para las misiones

«Don Próculo, director espiritual del colegio de San Agustín, arenga a sus muchachos formados por cursos en el patio columnado que apesta a berza cocida.

—Amados niños: provistos de estas huchas que aquí veis, vais a pedir un óbolo para las misiones. Vais a visitar a vuestros familiares y a sus amigos, y vais a recorrer las calles que se os han asignado para que los transeúntes, los automovilistas y los empleados y clientes de las tiendas depositen en ellas su limosna para el sostenimiento de las misiones. Pensad, amados niños, que con vuestro esfuerzo y el dinero que recaudáis se edificarán iglesias, capillas y centros de catequesis en las tierras de infieles, donde abnegados misioneros realizan su labor de apostolado para salvar las almas de los infieles, los negritos y los moritos que no conocen a Dios y, por lo tanto, están condenados al infierno si antes no los redime la religión. Es necesario que apoyemos a nuestros heroicos misioneros con la mayor cantidad de dinero posible pues en esos países de África y Asia los malvados protestantes hacen proselitismo con sus misiones y envenenan a los nativos con sus abominables doctrinas.

Tras la oración para encomendar a la Virgen el éxito del día, los escolares recogen las huchas que tienen forma de busto de salvaje. Las más populares son las del piel roja, que representan a un jefe apache de nariz roma y tocado de plumas, pero a Vicentito González le toca un negrito con los labios rojos y los ojos blancos y a su amigo Juan José Cobo, un chinito amarillo con coleta y ojos rasgados».

De la alpargata al Seiscientos

Juan Eslava Galán



Domund 1965

Estación del Norte

Todocolección

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