martes, 17 de enero de 2023

Y las autoescuelas son todavía cosa del extranjero

«Una fiebre parecida a la de la Vespa se extiende por el país. En un par de años, más de la mitad de los vehículos circulantes serán Pelotillas, Seíllas o Seítas, como popularmente se conoce al 600.

En un par de años, Pepe, el barbero, olvidando sus primeros desprecios, preguntará a sus amigos:

—A ver si sabéis en qué se parece el 600 a un ombligo…

—¿En qué?

—En que todo el mundo tiene uno. Ja, ja.

La divulgación del 600 acarrea problemas. Los compradores no tienen dinero ni categoría para tener un mecánico que lo conduzca y las autoescuelas son todavía cosa del extranjero. La inmensa mayoría de los neoconductores aprenden con un cuñado o con un amigo, en algún descampado. Con unas clases es suficiente:

—Mira Pepe, este es el acelerador, que sirve para acelerar, ¿te enteras?

—Sí, claro.

—Esto es el freno, para frenar.

—Claro.

—Y esto es el embrague. El embrague es la madre del cordero, porque lo pisas para meter una marcha y cuando está metida lo sueltas ya.

—¡Coño, qué complicación!»

De la alpargata al Seiscientos

Juan Eslava Galán



Bendición de un Seat 600

Autoescuela San Cristobal. 1960

Subida por Amparo Rosello a VAHG

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