«Mientras me levantaba la falda tan pura e inocente una y otra vez cantaba:
"Salta que salta va por mi traje
haciendo burla de mi pudor.
Su impertinencia me da coraje
y como logre cogerla viva,
para esta infame que estoy buscando,
para esta infame no hay salvación".
Así tomé yo la primera comunión en las tablas.
La niña Piquer fue a la academia del maestro Laguna y allí aprendió algunas reglas. Enseguida debutó en el Apolo como figura. Hizo algunos bolos y en el teatro Kursaal la vio el maestro Penella, se quedó prendado de su talento y figura y la contrató para llevársela a México».
Retrato de una mujer moderna
Manuel Vicent
Conchita Piquer
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