«Se quedaron escondidos en el desván, hasta que a los pocos días anunciaron por el altavoz del Ayuntamiento que habían entrado los falangistas. "Ahora va a venir lo peor", dijo tu padre. Al cabo de una semana, tu padre y Paco se entregaron. Se quedaron un rato fumando y charlando en la acera, y luego Paco se marchó a su casa. A su mujer ya la había visto a escondidas porque yo fui a buscarla al día siguiente del que llegaron. Sin decirme nada, se habían puesto de acuerdo para entregarse juntos. Al cabo de un rato, volvió Paco, tu padre me besó, y dijo: "A mí no me va a pasar nada. Tú preocúpate de que no os pase nada a la niña y a ti". No quiso que lo acompañara: "Tú, quieta, en casa, con la niña"».
La buena letra
Rafael Chirbes
Abril de 1939
Miles de republicanos hacinados en la plaza de toros a la espera de ser clasificados
BNE
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