entre papeles dormidos
que alguien me devolvió.
Llevas sobre tus dieciséis años
un traje de tus hermanos
y el beso del rubor.
Fuiste lo más real de mi vida,
mi adolescencia suicida,
yo soy lo que quedó.
Pero eso dejémoslo, ya pasó
y ahora descansa.
Sabes, tus ojos no eran tan verdes
tarde o temprano se pierden
el brillo y el candor.
Sabes, no me han servido de nada
ni tus raíces cuadradas,
ni aquel despertador.
Nunca te pagaré lo bastante
que te pararas delante
de un viejo trovador.
Pero eso dejémoslo, ya pasó
y ahora descansa.
Sabes, fuiste un patán pendenciero
que se burlaba del miedo
y el miedo no se fue.
Sabes, tu cuerpo no era pecado
pero no pases cuidado
luego me lo cobre.
Mira yo no te culpo de nada
tu vida estaba marcada
por eso te maté.
Pero eso dejémoslo, ya pasó
y ahora descansa en paz.»
A mi adolescencia
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