«El mar baja la tensión y también las copas, aunque no habían sido tantas la última noche: tres, quizá cuatro cervezas de jengibre con un chin de gin seco.
Se había sentido repentinamente eufórico tras la cena, con ganas de zambullirse en la noche mediterránea, y se puso a callejear sin rumbo, evocando personajes y momentos de hacía veintitantos años. Por aquel tiempo, viajaba con cierta asiduidad a esa ciudad en la que había transcurrido parte de su infancia y donde conservaba aún algunos familiares y amigos».
La cruz de los ángeles
Antonio Lázaro
Calle Isabel de Villena. Años 80
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