viernes, 27 de abril de 2018

Marcaban su territorio al pie del pórtico de San Nicolás

«A la altura de la iglesia de San Nicolás, un codazo bastante brusco, casi violento, lo sacó de su ensimismamiento. Se volteó para encontrarse cara a cara con un mendigo de rostro enrojecido a causa del vino barato y negra melena al viento, que le sonreía provocando una impresión de gárgola. Una mochila, un par de bolsas de Mercadona y un perro de color marrón marcaban su territorio al pie del pórtico de San Nicolás. 

—No tengo suelto. 

—No te he pedido nada, viajero. 

—¿Viajero? 

El mendigo, sin borrar de su rostro esa leve sonrisa maligna, le tomó la mano y, como leyéndola, dijo: 

—Veo un viaje muy, muy peligroso. Hay peligro en mar y hay peligro en tierra. Alguien ha abierto la caja y lo que contiene es muy poderoso y codiciado. No te pases de listo, estás en el ojo del huracán… 

Retiró la mano con la sensación de haber sufrido una agresión a su intimidad, como si alguien hubiese entrado en su ordenador y hubiera copiado de golpe un montón de archivos. 

—Vaya, sabes muchas cosas —le dijo al mendigo mientras deslizaba en su mano un billete de cinco euros».

La cruz de los ángeles

Antonio Lázaro


 Iglesia Parroquial de San Nicolás y San Pedro Mártir

Todocolección

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