«Bruno no se molestó en contestar. Le gustaba introducir una y otra vez entre los dos esa tensión erótica, ese juego. Era una forma de relacionarse. Generalmente, había sido él el solicitado. Tampoco se trataba de amor en sentido estricto, ni siquiera de un deseo nítido. Siempre había sentido atracción hacia las misiones complicadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario