lunes, 2 de abril de 2018

En que está Rafael con su cometa

«Si sólo del dolor, como es probado,
un poco de verdad nos nace
y un poco de alegría,
¿qué es esa escena
en que está Rafael con su cometa
tensando y destensando treinta metros
de nuevo corazón
que amarra al hondo cielo?
¿Cómo puede verdad
manar tan sin esfuerzo y fácil?
En la clave del cielo,
sin otro viento que el azul de agosto
compacto e inamovible
mira cómo gobierna su ilusión,
la mecánica ingrávida que se reparte
con el milano inmóvil
el espacio infinito
de estas oscuras sierras y lagares.
Con qué silencio eleva a lo más alto
su mirada,
con cuánto mimo van sus largos dedos
ya de hombre
recogiendo o soltando
la nave de los sueños.
Ya no es un niño,
ni siquiera un muchacho, y sin embargo
ha vuelto a serlo.
Vedle tan serio interrogando al aire
que de pura quietud casi ni existe,
mientras nos sube a todos,
desde la misma entraña,
alegría y congoja al comprender
que realidad es siempre más
que eso que vemos.
Algo muy verdadero duerme en esa industria
que sostiene el milagro
como una llama viva,
en esas huecas cañas, en el hilo
que a veces se le enreda
entre las ramas negras de un olivo.
Quizá no vuelva nunca a volar su cometa.
Es lo que pienso.
Para él han pasado
los años más felices de su vida
sin que lo sepa aún,
y yo alcanzo a saber lo que hace un rato
creí que no sabía,
que sólo de dolor puede nacer,
de lo que tiene ya de olvido y de pasado,
tan perdurable escena, mientras viva
cualquiera de nosotros».

El volador de cometas

Andrés Trapiello



Volando la cometa en Monteolivete

La Semana Gráfica. 13 de abril de 1929

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