«Ellos, los que corren, jugaban al fútbol con un balón viejo en aquella Valencia de descampados donde no había más jardín que el de Viveros ni más porterías para tirar penaltis que las que se improvisaban con las mochilas del colegio contando diez pasos largos entre una y otra; que hicieron los cuadernos de Vacaciones Santillana; que veían los sábados a mediodía Mazinger Z y Comando G ; que se rieron las Nocheviejas con Martes y Trece; que hicieron el BUP y el COU; que sufrieron la selectividad, los numerus clausus , el trabajo en un bar o en la empresa donde está mi padre en verano, la objeción de conciencia y las becas sin cobrar. Que soñaban con un ordenador Spectrum de 48K y se compraron una PlayStation 3 para ellos con la excusa de que era para sus hijos. Que llegaron, como pudieron, a donde sus padres no lo habían conseguido. Que se creyeron —que nos creímos, piensa— que por no trabajar con una azada, no pasar el mocho o no cargar cajas como sus mayores ya eran de clase alta y podían bailar con el resto de las cañas en lo alto del cañaveral el vals mudo del pantano. Ahora, pasados los cuarenta, no reconocen su propia cara sonriente en la orla universitaria que luce en la antigua habitación que compartían con su hermano en el piso de sus padres, junto a la estantería con los libros de «Los Cinco», el par de novelas de Stephen King, el ejemplar de La historia interminable y las cintas de casete de Loquillo, Seguridad Social, Presuntos Implicados, Radio Futura, U2 y Duran Duran (que eran de su hermana pequeña, decían a sus amigos). Y corren para encontrarse otra vez con aquella cara encerrada en la orla».
El silencio del pantano
Juanjo Braulio
Falla Municipal 1979. La polució
Artista: Vicente Luna Cerveró
http://www.fallas.com/
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