viernes, 8 de noviembre de 2019

A los periodistas les impresionó sobre todo el entorno, ese idílico campo de naranjas

«Al final imperó cierta cordura y abandonaron el fiambre en un campo de naranjos. El Nene lo roció con gasolina y le prendió un fuego purificador para borrar las presuntas huellas. Mientras los restos ardían canturreaba por lo bajini, hasta que Charli le sacó de su ensimismamiento llevándoselo de allí. 

El cuerpo sólo se consumió a medias. Pobre agricultor, el susto que se llevó al descubrir la barbacoa. La poli archivó el asunto, constatando hasta dónde alcanzaba la crueldad de unos narcos impíos que ya ni respetaban los restos de sus finados, y la noticia apenas mereció un breve de pocas líneas en las páginas de los periódicos locales. A los periodistas les impresionó sobre todo el entorno, ese idílico campo de naranjas utilizado de crematorio lumpen».

Sesenta kilos

Ramón Palomar



Idilio en el naranjal

Todocolección

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