«Salió de su apartamento a media tarde. Lo primero, primero: localizar el puticlub de sus desgracias. No recordaba la dirección, ya llevaba un buen pedal cuando el taxista lo había dejado, pero reconocería la puerta con mirilla, eso sí. Había tardado en regresar a pie, renqueando magullado, unos tres cuartos de hora. En coche no quedaría tan lejos. Paró un taxi».
Sesenta kilos
Ramón Palomar
Barrio chino
Calle Viana?
Joaquín Collado
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