«Había toros de fuego cuyos mugidos traspasaban las tinieblas y sobre ellos amanecían los días muy pastosos con la banda de música tocando pasacalles con mucho metal y el olor de la pólvora se unía al bochorno de la canícula y seguían procesiones y desfiles de clavarios, paellas junto a las higueras en los marjales cerca del mar donde las acequias tenían ranas extasiadas que te miraban flotando entre el limo podrido. Había varietés después de haber corrido un toro por la tarde. Cuando la res ya estaba desollada y bien sangrada actuaba el Titi sobre un tablado hecho con bidones y bajo las dulces estrellas del verano cantaba doce cascabeles tiene mi caballo y otras artistas del elenco bailaban y al dar la revolera se hacía el vacío hasta sus bragas rojas y esto arrancaba aullidos del público».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
esos eran tiempos hermosos y de los cuales tengo gratos recuerdo
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