«—Ay, Gusti —le dice por teléfono a su amiga Angustias—, es que se compra de lo más cómodo. Tú entras en la tienda por un torniquete y coges un carrito y vas paseando por unos pasillos que tienen a un lado y a otro latas, sobres, pastas, botellas, cajas…, todo lo que se te ocurra. Tú vas echando cosas al carrito y al final llegas a un cajero que te cobra lo que llevas y toma nota para enviártelo a casa. Comodísimo, todo envasado y sin tener que esperar a que te pesen los garbanzos ni te midan el aceite.
—No sé adónde vamos a llegar».
La década que nos dejó sin aliento
Juan Eslava Galán
Inauguración del Superette de la calle Reina Doña Germana
Agosto de 1959
Economía 3
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