«Dentro del encanallamiento de las banderías políticas, de los crímenes pasionales y de la consabida gresca a garrotazos contra el rosario de la aurora, Valencia era una ciudad placentera del mediodía llena de sonidos de talleres y campanarios, laboriosa, eclesiástica, rebosante de casullas y uniformes militares, con hondos perfumes que salían de la profundidad de los comercios, el olor acre de las pañerías, el sabor a amoniaco de las droguerías, el vaho fresco de las horchaterías y el sonido de las ruedas de las tartanas que se abrían paso entre el gentío. Todo ese bagaje de la memoria —olores, sonidos, paisajes— se lo había llevado la niña Piquer a Nueva York».
Retrato de una mujer moderna
Manuel Vicent
Triant xufes
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