«Permanecía encerrado en su cuarto casi todo el tiempo, como si no consiguiera acostumbrarse a los espacios abiertos. Tu padre, cuando volvía del trabajo, procuraba llevárselo al bar, o a casa de Paco para jugar unas partidas de dominó. A veces salía al campo y regresaba con pedazos de madera que tallaba cuidadosamente a lo largo de días enteros. A tu hermana le fabricó un diminuto juego de café en madera y luego lo pintó y parecía que fuese porcelana china. También le hizo un comedor de casa de muñecas. Había aprendido a tallar en las interminables veladas de la cárcel y pronto empezó a buscarse algún dinero por ese medio».
La buena letra
Rafael Chirbes
La partida de dominó. 1920
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