«Bien mirado asistimos a una velada lucha de clases: los grises, que son pobres, desprecian a los señoritingos de la universidad que son unos privilegiados a los que sus pudientes familias les dan estudios para que se hagan médicos y abogados, y mira cómo lo pagan. Además, los muy cabrones se dan a la gran vida, con francachelas y juergas, y practican el amor libre porque las estudiantes son todas unas putas que se acuestan con ellos (eso creen con un punto de envidia, engendradora de rencores).
—¡Duro con ellos! —los arenga el brigada Barrionuevo—: Dadles donde duela, pero en la cabeza no. No sea que matemos a alguno y se nos quejen los periódicos aperturistas.
—¡Amnistía y libertad! —corean los estudiantes, provocones.
—¡Disuélvanse!»
La década que nos dejó sin aliento
Juan Eslava Galán
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