«La casa deshabitada de Blasco Ibáñez estaba llena de la fruta de Julieta. Todas las estancias vacías olían a su sexo. De pie en aquella habitación se dejaba acariciar y encendida por la pasión me decía besándome el cuello mon petit mignon, mon petit mignon y desde allí se oía el oleaje casi al pie de la ventana.
—Arriba hay colchonetas —murmuró Marisa en mi oído».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
Elena Ortúzar, segunda esposa de Blasco Ibáñez
http://lamalva-rosaenblancinegre.blogspot.com/
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