domingo, 23 de octubre de 2022

Aquellos besos en los jardines oscuros del paseo de Valencia al Mar

«El tiempo se dividía en antes y después de la riada. La ciudad había sido marcada por aquella inundación en mitad de octubre de 1957 y ya no sé muy bien si ciertos amores con novias primerizas, algunos perfumes de algas, determinadas lecturas, las caricias trabajadas hasta la humedad en la última fila de los cines, muchas sensaciones y melodías, Charo, Eloísa, Mary Carmen, aquellos besos en los jardines oscuros del paseo de Valencia al Mar debían se atribuidos a un momento anterior o posterior a las aguas que llegaron a cubrir todas las calles y al barro que se apoderó de la vida. Estuvo lloviendo un cielo negro toda la tarde y siguió el aguacero de noche pero fue de madrugada cuando se oyeron sonar los pretiles del río desde la residencia con los remolinos de la corriente que traía enseres, árboles, toda clase de animales muertos para depositarlos en el corazón de la ciudad en medio del fango. Durante muchos días reinó la putrefacción. En el portal de la residencia al amanecer había un cerdo hinchado».

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent



Paseo Valencia al Mar


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