«Por esta época la gran actividad de la Lonja era continua. Punto de reunión de pescadores, vendedores y curiosos así como el único lugar del Cabañal donde se podía adquirir barras de hielo para las neveras de la época, rústicos muebles de carpintería forrados en su interior de corcho que mantenía el frio de una barra de hielo para todo un día.
En estas naves se realizaba la venta del pescado y también estaban las oficinas del personal y almacenes de aperos de pesca, así como la “casa dels bous”, cuadras en las que se alojaban los “bous de tir”, recios bueyes de arrastre, animales encargados de hacer a la mar las embarcaciones que faenaban diariamente, embarcaciones de vela latina de gran maniobrabilidad utilizadas en la pesca del arrastre que fueron tema de los muchos cuadros que durante esta época el gran pintor Sorolla plasmo en sus lienzos y que eran las que traían el pescado a la Lonja para su venta diaria, cajas de 40 kilos de salmonetes, mabras, jureles, sepias y toda una gran variedad de lo que se le podía sacar al mar en esta época de bonanza en la pesca.
La venta se realizaba a la baja cantada por el Patrón mayor de la cofradía y siempre a la baja en reales, 40, 35, 30, 25... hasta su adjudicación a la persona interesada. La subasta hacía que la actividad diaria en la Lonja fuese muy animosa.
La mayoría de los pescadores residían por esta época en las casas adosadas en la misma Lonja».
Tiempos difíciles
Eduardo Andrés Conejero
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