«Vuelto a casa, y estando entretenido en mis juegos favoritos, amasando barro en el portal de la casa del tío Felipe, oí un extraño rumor, un griterío en aumento, que procedía del camino de Algirós. Acudí corriendo, pues la curiosidad era superior al temor que producía tamaña masa de gente vociferante. Corría yo sobre las roderas del camino que conducía a la carretera, recuerdo que el camino estaba cubierto de carbonilla (cagaferro) y crujía al patearlo, a un lado, había un sembrado de perejil y al otro un bancal de alfalfa.
El gentío que avanzaba hacia el centro de Valencia, procedente del Cabañal, portaban banderas tricolores, muchos iban armados con escopetas y cananas al cinto y cantaban o gritaban canciones de cariz revolucionario, dando vivas y mueras a diestro y siniestro.
Se paró la masa al llegar al cruce del camino de Tránsitos. En una esquina había un local, una especie de casinillo, tenía un cartel y un mástil con una gran bandera republicana. El cartel decía algo así como : Derecha o Izquierda, no estoy seguro. Eso sí, republicana».
Vivencias de juventud
Francisco Marcos Hernández
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