«Porque de eso no había duda alguna: dentro de aquel saco había un muerto. El bulto estaba empotrado en uno de los vanos de aquella pasarela. Una de las costuras había cedido y una mano pálida se recortaba contra el fondo pardo del lecho acuático, del todo visible a través de las aguas cristalinas del Turia. Y, a tenor de la envergadura del paquete, o dentro había mucho líquido o el muerto estaba muy gordo o muy hinchado. O ambas cosas. Ninguna de ellas iba a ser agradable de ver».
El silencio del pantano
Cauce del Turia en 1967
Todocolección
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