«Mira la hora y se vuelve a sentar delante del ordenador. Aún queda tarde por delante a pesar de que las sombras se han adueñado ya de las calles del Cabañal. Quiere acabar la escena. Ahora sabe lo que quiere escribir y se encuentra relajado y motivado. Tanto que busca algo de música para el proceso. Normalmente no lo hace, porque le distrae demasiado, en especial si le gusta la canción o la pieza. Sin embargo, para esa tarde elige una clásica: Las Variaciones Goldberg de Johan Sebastian Bach con Andrei Gravilov al piano. Las notas de la primera aria brotan de los altavoces del ordenador. La melodía le envuelve y no puede evitar divertirse con el pensamiento que le cruza la cabeza: son estas mismas notas las que suenan en el radiocasete del doctor Hannibal Lecter cuando mata a los dos policías en El silencio de los corderos . «Bueno, doctor Lecter —se dirige a sí mismo como el aterrador caníbal de Thomas Harris mientras aún le divierte que Nacho le crea un buen chico, si él supiera—, vamos a ver qué tiene que decirle la decana de la Facultad de Geografía e Historia de Valencia al bueno de David Grau». Lee, de nuevo, el último párrafo y empieza a escribir».
El silencio del pantano
Juanjo Braulio
Calle de la Reina
http://somcultura.gva.es/
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