viernes, 8 de marzo de 2019

¿Y si Dios fuera mujer?

«¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia».

Si Dios fuera mujer

Mario Benedetti




Todocolección

1 comentario:

  1. DIOS Y EVA. -

    Según cuentan, estaba Eva paseando por el Edén de forma tranquila, admirando la belleza de las aguas que discurrían por los ríos, el aroma de las flores, el murmullo del viento entre las hojas de los árboles.

    Todo era aparentemente idílico, plácido, pero en el fondo Eva sentía un cierto desasosiego, pues después de marcharse Lilith, al no aceptar estar siempre por debajo de Adán, sobre todo en sus relaciones íntimas, habiendo sido creada ella de la misma forma que él, y por lo tanto con los mismos derechos, Adán se mostraba rencoroso, exigente, y soberbio, y ella fue consciente de que siempre le reservaba un papel secundario y sumiso, en el que siempre quedaba por detrás y por debajo.

    Súbitamente, en medio de aquella placidez, oyó una voz que desde las alturas le decía:

    Hola Eva soy Dios, y quiero tener contigo una pequeña conversación.

    Como tú has podido comprobar, Adán es un ser prepotente, que se cree el centro del universo, se ha reservado para sí mismo todo el poder que la fuerza física le otorga, creyendo que puede dominarlo todo, la naturaleza, los sentimientos, e incluso a ti mismo, reservándose para sí, el poder frente a los animales, frente a las tormentas, frente todo aquello que requiera un potencial que, según su criterio, no reside en ti, y de esa forma te ha reservado un papel secundario y complementario del suyo, o sea, nunca prioritario.

    Sabiendo que realmente es un engreído, un prepotente, que además no es consciente de ello, corres el riesgo de no vivir feliz y tranquila durante el resto de tu vida, por lo tanto, tu y yo vamos a llegar a un pacto.

    Tú seguirás dominando las áreas de la vida a las que él, por su falta de sensibilidad, nunca tiene, ni tendrá, capacidad de acceso, y así no será consciente que según las circunstancias, tú puedes tener tanta o más fuerza que él, pues llegado al acto de parir, si tú no fueses, como eres, una auténtica potencia de la naturaleza, nunca podrías resistirlo, aunque él llegue a creer, en su supina ignorancia, que es algo sin importancia.

    Déjale que siga pensándolo, déjale que esté convencido de su capacidad, escóndele tu auténtico potencial, porque, antes o después, no tendrá más remedio que acudir a ti, ya que tu inteligencia, sensibilidad y capacidad de amar, es muy superior a la suya.

    Ah, se me olvidaba, tu ni se lo digas, ni se lo des a entender, déjale seguir creyéndose un ser superior, sigamos por este camino para obtener una paz y armonía en la pareja, basada, ciertamente, en tu sufrimiento e infravaloración, pero también en tu mayor capacidad, inteligencia y visión de futuro, esperando que, en tiempos venideros, llegué a ser consciente de ello, y rebaje esos “Humos” injustificados.

    Todo esto quedará como un secreto entre tú y yo, porque:

    “NO EN VANO, TU Y YO, SOMOS MUJERES”

    © Víctor Iñúrria (26-10-2018)

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