«Degustando semejante manjar se dirigieron a la calle iluminada de Sueca-Literato Azorín, para poder admirar el espectacular bordado de colores. Miles y miles de bombillas de diferentes tonos, alternadas y formando arcos y un sinfín de formas, adornaban el lugar. La gente intentaba inmortalizar el momento, con sus móviles y cámaras de fotos, y ellas, boquiabiertas, imitaron los mismos movimientos. De regreso a casa, visitaron varias fallas: monumentos de cartón piedra sostenidas por un armazón de madera, llegando algunas hasta una altura de 25 o 30 metros, donde los ninots o muñecos, relejaban la crítica y picaresca de la actualidad. Adornados con multitud de colores y caricaturas hacían de las fiestas de Valencia un arte y una tradición».
Las doce llaves
María Villamayor
Fallas 1949
https://patrimonio.archivioluce.com/
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