«No recuerdo si esta vez al llegar a Valencia sentí primero el incienso del Patriarca, después de atravesar el frescor del zaguán donde reptaba el dragón por la pared o fue el apestoso olor a mantequilla caliente de Barrachina ya que los dos lugares visité el mismo día en busca de confesión con el padre España y de la compañía de aquella prostituta que quería llevarme a la lucha libre».
Tranvía a la Malvarrosa
Revista lucha libre "Almohadilla"
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