«Había que subir cargado de ti mismo para repetir la hazaña, el mito. Después de infinitas ascensiones y caídas ya sabías que en medio de la libertad del mar estabas condenado y a pesar de eso tenías la obligación de ser dichoso.
Desde lo alto del trampolín de la piscina de Las Arenas se veía la playa de la Malvarrosa. Allí alguna vez se realizaba otro rito clásico y yo lo contemplaba antes de zambullirme en el agua».
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
No hay comentarios:
Publicar un comentario